
A finales de noviembre de 2002 apareció en la terraza inferior del poblado de
Castellón Alto una sepultura con restos humanos parcialmente momificados. Se
trata de la sepultura 121, una covacha de planta oval excavada en el talud de la
terraza dentro de una vivienda. Fue sellada con tablones escuadrados de pino
salgareño (Pinus nigra), sobre los que se extendió una capa de barro y se
antepuso un muro de mampostería. Este cierre hermético ha aislado al
enterramiento del exterior, no permitiendo la filtración de tierra, lo que unido
a la gran sequedad ambiental ha favorecido la momificación por deshidratación.
Los restos pertenecen a un varón adulto de
entre 27 y 29 años y un niño de unos 4 años de edad.

Para la excavación de la sepultura se
construyó una caseta sobre ella, como pequeño laboratorio de campo que
ayudara a preservar sus condiciones medioambientales. Se realizaron labores
de conservación de los distintos materiales previos a su extracción.
Los trabajos
para la documentación de la sepultura, exigieron previamente el desmonte de
la parte superior de la covacha y del frente de la terraza, con el fin de
tener espacio libre que permitiera acceder fácilmente a la sepultura.
El adulto de
entre 27 y 29 años era un hombre en torno a 1,60 metros de estatura y
mediana robustez. Depositado sobre el lado izquierdo, sus piernas y brazos
estaban fuertemente flexionados sobre el pecho. Tiene algunas marcas que
indican que realizó trabajos duros.
Conserva restos de tejidos corporales y mechones
de pelo largo y oscuro en la cabeza, que se peinó con dos trenzas laterales
y una coleta central. También conserva restos de la barba y pelo corporal,
todavía adheridos a trozos de piel Se han recuperado varios fragmentos de
tejido de lino y lana, así como impresiones del lino en algunos huesos como
falanges de las manos.
Cubriendo la cabeza, aparecen los restos de un gorro textil. Apoyada en el
brazo y pierna izquierdos, alguien depositó antes de sellar la sepultura una
azuela delicadamente atada al mago de madera de encina. Tal vez deshecha
momentos antes del entierro, lo que había sido una larga trenza se encuentra
cubriendo el brazo izquierdo. El resto de su cabellera estaba peinada con
otra trenza y una coleta central. El ajuar se completaba con un puñal, tres
cuentas de collar y varios anillos.
A su espalda , justo en la embocadura
del nicho, aparece el ajuar cerámico de cuatro piezas y el cráneo del
infante aún con mechones de pelo peinados hacia adelante y dos brazaletes de
bronce. Cerrándolo todo, tres tablones de madera de pino, que habían sido
perfectamente escuadrados para nueva sorpresa del visitante. Finalmente, un
hermético murete de piedras medianas que hizo el milagro de la conservación
El niño,de unos 4 años de edad, murió antes y fue
sacado de su sepultura original para enterrarlo junto al adulto, pues sus
huesos forman un paquete en desorden colocado en la zona anterior derecha de
la sepultura, y conserva restos de partes blandas y de pelo oscuro, corto y
peinado hacia delante para formar en la frente un flequillo. Se han
encontrado fragmentos de tejido de lino y restos de un posible gorro de lana
tejida recubierta por cuero.
El excepcional hallazgo, que tuvo lugar a finales de noviembre de 2002,
constituye uno de los más relevantes descubrimientos
antropológicos cosechados en España durante las últimas décadas, Publicado,
y fue portada de la revista Muy interesante de junio 2005

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Hombre o momia de Galera. Es un hombre
momificado, que data aproximadamente del año 1400 a. C. Pertenecía a la
cultura de El Argar,
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